Conociendo los secretos de la muerte

David Novoa declamando el poema «LA MUERTE». Foto Editorial Cultura Peruana.
El mundo artístico posee una gran variedad de alternativas con las cuales se permite al ser humano expresarse de manera creativa y entretenida. El Performance es una de estas opciones que posee el arte, del cual resulta increíble la gran pasión que debe emplear el actor y su forma de transportar al espectador al universo que desee.
Suele además contagiar de los ideales que grandes composiciones poéticas transmitieron a la humanidad en el curso del tiempo. Mi primer contacto con esta interesante manifestación se dio una fría noche del 10 de agosto en el cementerio Presbítero Maestro de Lima. En aquel momento descubrí los secretos más intensos que acarrea la muerte.
Me encontraba en la presentación del libro Los Muertos Hablan Latín del escritor peruano Jorge Espinoza Sánchez. La ceremonia se desarrollaba con total normalidad, pero los organizadores de dicho evento tenían preparada una sorpresa para los espectadores. De manera espontánea se escuchó a lo lejos la fuerte exclamación en latín ¡Omnia Vincit Amor! Era el artista David Novoa quien estaba a punto de realizar un elogiable performance.
Se encontraba caracterizado como un blanco fantasma portando una corona de flores y un ramo bajo el brazo. Daba la sensación de ver directamente a un personaje inventado por Alighieri en su Divina Comedia causando un gran asombro entre los presentes. Admiraba atentamente el recital del artista al igual que el cautivado público. Oíamos una profunda pieza poética que fue creada por el escritor libanés khalil Gibran. Este poema filosófico se titula “LA MUERTE”, la cual se puede hallar en los capítulos finales del libro El Profeta.
David Novoa lo declamaba así…
Queréis saber los secretos de la muerte.
¿Pero como habéis de encontrarla a menos que la busquéis en el corazón de la vida?
El mochuelo, cuyos ojos atados a la noche son ciegos en el día, no puede descubrir el misterio de la luz.
Si queréis, en verdad, contemplar el espíritu de la muerte, abrid de par en par vuestro corazón en el cuerpo de la vida.
Porque la vida y la muerte son una, así como el río y el mar son uno también.
En el arcano de vuestras esperanzas y anhelos descansa vuestro conocimiento silencioso del más allá.
Y, como las semillas durmiendo bajo la nieve, vuestro corazón sueña con la primavera.
Confiad en los sueños porque en ellos el camino a la eternidad está oculto.
Esto sólo es un fragmento del poema aludido líneas arriba.
Su acto terminaba obsequiando un poco de su ramo de flores a cada espectador mencionando la frase “lo damos todo, pues todo es para todos”. El público felicitaba su magnifica presentación con estruendosos aplausos. Muchos se llevaron un gran mensaje aquella noche. En lo personal pude encontrar una nueva forma de ver la muerte.
Gibran buscaba compartir sus pensamientos más profundos a través de composiciones poéticas con la misión de instruir sobre temas que comúnmente ignoramos. En esta ocasión, el autor revela secretos que urgen a valorar la vida si queremos conocer el universo del mas allá. Se puede vivir deseando la muerte, pero carece de sentido anhelar a ésta última si no conocemos todos los placeres y misterios de la propia vida.