Josefina Licitra: “La literatura de ficción me conmueve muchísimo”

Disparate ridículo. Francisco de Goya
La había visto por primera vez en un reportaje periodístico donde se discutía el origen e influencia del nuevo periodismo. Su llegada a Lima para la Feria Internacional del Libro no pasaría desapercibida concitando la atención de un público apasionado por las historias de ficción y deseoso de conocer un poco más de la realidad latinoamericana. Fue muy gratificante por ello acceder a una entrevista exclusiva con la escritora y periodista argentina Josefina Licitra, especialista en transmitir las luchas diarias de la gente común.
Acercarse a la obra de Josefina Licitra supone aterrizar en algunos de los problemas más álgidos que experimenta la sociedad actual. El lector es interpelado al ser testigo del sufrimiento humano y las luchas invisibles que libran día a día los ciudadanos de a pie. La angustia, la pobreza extrema, las injusticias, las migraciones, la falta de horizontes y la esperanza siempre encuentran un lugar en la producción intelectual de la actual editora de la revista argentina “Orsai”.
Obras
“38 Estrellas”. El libro está basado en hechos de la vida real: la fuga masiva de mujeres de una cárcel de Montevideo acontecida el 30 de julio de 1971. Según cuenta Josefina, en sus indagaciones tempranas no halló casi nada sobre este acontecimiento en los medios y pensó por ello que resultaría muy interesante llevar esta historia a la literatura. La poca atención prestada a la noticia de la fuga puso de relieve además el relego de las reivindicaciones feministas del discurso político en esos tiempos.
El libro podría estar encuadrado en el género de literatura policial. Al contrario de como se suelen presentar estos episodios, muchas veces con escenas de chicas lindas peleándose y violencia de todo tipo, aquí las presas estaban bien organizadas y no se peleaban entre sí. Ellas tenían claro que el único enemigo estaba afuera del pabellón. Del grupo de mujeres fugadas posteriormente habrían aquellas que ocuparían un espacio en la vida política de su país, lo cual le da un ingrediente adicional a la trama. El ejemplo más notorio de aquel destino lo simboliza la esposa del ex presidente uruguayo José Mujica, Lucía Topolansky.
Josefina se interesó aún más por el tema al advertir los vasos comunicantes con hechos análogos que luego tuvieron lugar en su patria. El movimiento guerrillero Tupac Amaru de Uruguay inspiró al movimiento guerrillero Montoneros de Argentina, así como la fuga masiva de mujeres que narra el libro inspiró una posterior fuga de presas en un penal argentino.
Preguntada sobre si su obra evidencia una narrativa romántica al momento de contar los sucesos, nuestra interlocutora sostiene que si bien la propaganda del movimiento Tupac Amaru estuvo irrigada por elementos románticos, su libro no oculta hechos delictivos ni despliega una cosmética favorable al movimiento.
Dicho esto, resaltó que no es sencillo ponerse en el lugar de esas mujeres para situarnos en una posición moralizadora, entendiendo sobre todo que el promedio de edad de las presas fue de 25 años. Y, aunque Josefina manifiesta determinada empatía hacia las búsquedas de reivindicación social de las mujeres fugadas, nunca compartió los métodos empleados por los movimientos guerrilleros en la región para alcanzar sus objetivos.
“Los Otros”. El eje de atención gira en torno a dos grupos de estrato socioeconómico marginal del conourbano bonaerense distanciados por el rencor y la muerte. Identificar al enemigo entre personas atrapadas en dificultades similares da cuenta de una coyuntura latente en toda Latinoamérica. La historia transcurre en los márgenes de uno de los ríos más contaminados del mundo, en un área de la capital argentina con condiciones de vida paupérrimas. Hasta aquí Josefina se desplazó con mucha frecuencia durante tres años, circunstancias que explican el terrible cansancio físico con el que terminó la obra.
Licitra tuvo que acudir a medianoche para recoger información en una feria nocturna de productos ilegales y hablar con gente involucrada en este negocio en una zona tan inhóspita como insegura. En palabras de la escritora nacida en La Plata, el esfuerzo valió la pena puesto que llegó a retratar una problemática no siempre trabajada en Argentina, la fractura existente entre los grupos humanos muy pobres y los exageradamente pobres.
La cruda realidad a la que se refiere la obra se ve reflejada con fragmentos como, “…sumidos en un tedio enfermo dimos con una imagen que nos despertó: agachando la cabeza contra el viento helado, cuatro niños y una anciana sostenían un poste para que no se desplomara sobre el techo de una casa… Ese palo y esa gente resumían con demoledora simpleza buena parte de los dramas que marcan la periferia…”, o “En Acuba se mezcla todo lo que quieras: la conflictividad social, la contaminación, la complicidad de los funcionarios, de los punteros…”.
Semejante realidad social habla de una fractura sutil y al mismo tiempo dramática porque en vez de encontrar a gente que debería estar unida empujando el carro en un solo sentido para salir del charco, constatamos que en su relación primaba el recelo.
En la legendaria novela “Oliwer Twist” de Charles Dickens encontramos pasajes que abordan en otro contexto las relaciones que se tejen entre sectores sociales sumidos en la miseria. El mundo del hampa y sus víctimas, con arraigada presencia en la Inglaterra victoriana, lo vemos reflejado en las acciones de Fange y su banda de carteristas. Del mismo modo, el trabajo infantil al cual es sometido Oliver pone en evidencia el comportamiento ruin de quienes en distintas épocas de la historia utilizaban y siguen utilizando a los más vulnerables para remediar en algo sus propias carencias.
Con diferentes recursos literarios el relato corto “Los gallinazos sin pluma” del peruano Julio Ramón Ribeyro también abarcó el tema de la convivencia entre los más desdichados. En las páginas del mencionado cuento se desarrolla con un lenguaje descarnado el tema de la podredumbre humana representada en las aptitudes adoptadas por el viejo Don Santos, que en vez de preferir curar a Enrique, su nieto enfermo, opta por darle de comer a un puerco hambriento pensando primero en la ganancia que obtendrá por su venta.
Periodismo Novelado
La presente entrevista versó además acerca del periodismo novelado. Quien obtuviera el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en 2004, aclaró que en realidad el fenómeno del nuevo periodismo irrumpió en paralelo en diferentes rincones del globo. Aquí podemos citar a obras como “Operación Masacre” de Rodolfo Walsh, “A sangre fría” de Truman Capote, “Los ejércitos de la noche” de Norman Mailer, «Purgatorio» de Tomás Eloy Martínez, entre otros.
Desde el punto de vista de Josefina, los Estados Unidos siempre fueron muy hábiles con el manejo de las etiquetas, el de poner un buen nombre a algún movimiento literario y adueñárselo. Así fue como durante mucho tiempo el nuevo periodismo se asoció al nombre de ciertos literatos norteamericanos de los años 60 del siglo pasado, cuya influencia se habría extendido al resto del mundo. No obstante, esta tesis es cuestionable.
En 1886 José Martí ya utilizaba los recursos del nuevo periodismo como corresponsal en los Estados Unidos para el diario «La Nación» con artículos como «El terremoto de Charleston». En 1919 John Reed escribiría “Diez días que estremecieron al mundo”, una crónica testimonial de la revolución rusa de 1917. En 1923 el escritor cubano Alejo Carpentier publica en Francia el libro «Los cánticos del progreso» donde relata a modo de novela el horror perpetrado por el régimen nazi. Estos ejemplos y muchos otros hacen que Licitra no sienta la necesidad de darle una denominación a este tipo de periodismo.
Al plantear el papel que jugó Rodolfo Walsh en su país, Licitra valoró su pertenencia a una generación de periodistas militantes que jamás había existido. El autor de la extraordinaria pieza de no ficción “Operación Masacre” se erige en una persona única en el sentido de acompañar las ideas con la integridad física, con el cuerpo. Walsh fue consecuente con lo que escribió de una manera bastante radical. Su célebre carta abierta a la junta militar de marzo de 1977 constituye acaso la muestra más fehaciente de su original forma de escribir.
La cultura y literatura en Argentina
En medio de la conversación Licitra lamentó la situación en la que se encuentran la cultura y la literatura en su país toda vez que actualmente se vive en un estado de pauperización en lo económico, social, etc. “En Argentina cada vez es más difícil vivir, la gente está sin empleo o subempleada tratando de llegar a fin de mes haciendo múltiples labores. Todo ello afecta inevitablemente a la producción cultural”, comentó.
La cultura nunca fue una prioridad de los estados y si lo fue se trató de una visión hegemónica de la cultura. El acceso al conocimiento nunca fue masivo ni lo será. Las injusticias en todo orden de cosas permanecen intactas así cada cual se trace utopías con el fin de revertirlas. Ante estas impresiones se desprende el mensaje de que debemos ocuparnos de lo que humanamente nos sea accesible. Si lo hacemos, estaremos entrando por la puerta chica a la pelea intelectual, a la lucha por las demandas sociales.
Esta problemática a menudo toca a la propia revista “Orsai” que Josefina edita junto a los periodistas Cristian Basili, Hernán Casciari y Margarita Monjardín. La publicación cuenta con autores de primera línea. Sin embargo, nunca les había pasado el hecho de corroborar como algunos autores entregan tarde textos que requieren más trabajo. La razón de la demora reside no en la falta de capacidad, sino en que a la vez tienen que hacer cinco textos más estando como nunca pensando en la contraprestación económica, lo cual no está mal, pero no puede ser la única razón por la que uno escriba un texto. Aquí se comprueba como la situación social de Argentina es escandalosamente mala.
Respecto a la relación que hay entre los autores y los grupos editoriales Licitra considera que los autores siempre tienen la posibilidad de elegir: o van a editoriales que tienen contratos aparentemente menos leoninos, se encargan de que el libro mas o menos circule y no pagan adelanto, o pueden ir a una editorial grande que si paga un adelanto por derechos de autor (el 10 u 8% por el precio de tapa). Por otro lado las editoriales independientes ocupan hoy un lugar interesantísimo para promocionar a los literatos argentinos, aún teniendo algunos inconvenientes con la distribución de los libros.
La literatura de ficción y la crónica
Una crónica puede conmover ya sea llorando o riendo. Conmover significa que el lector se interpela y se pone a pensar en el otro. En palabras de nuestra invitada el proceso de elaboración de las crónicas supone garantizar un planteo inteligente de la situación, una buena construcción de los personajes y que este hecha a conciencia así como con mucho tiempo de trabajo. No está segura si la crónica pueda estar considerada como alguna forma de arte puesto que en principio es periodismo destinado a transmitir conocimiento sobre un evento determinado.
Al final del encuentro se abordó la disyuntiva de cuánto se aproximan los libros a los sentimientos más hondos del ser humano. La autora de “El agua mala” confesó que la literatura de ficción le conmueve muchísimo, permitiéndole tomar conciencia absoluta de como se vive en países que no conoce. “Me hace sentir empatía viendo a personajes en situaciones en las cuales yo también me encuentro cada cierto tiempo”, expresó, no sin antes aclarar que, siente más empatía con los autores latinos porque ha comprobado que con otros algo se le pierde en la traducción. De esta manera, se entiende que sea una lectora asidua que busca entrar en una cosmovisión, y, a partir de ahí, comprender mejor los problemas de la gente.