El Homo Videns durante la pandemia
La nueva realidad, cada vez más cotidiana y menos novedosa, nos ha llevado por el rumbo de la reflexión. Es justamente bajo este contexto en la que me he cuestionado, en más de una ocasión, sobre las diversas repercusiones que puede tener la constante exposición a los medios masivos de comunicación y redes sociales. Hoy alejarse de los mensajes de la TV, Facebook, Twitter, tik tok, periódicos, y otros, ya no solo es una idea complicada; sino que, la exposición a estas se ha incrementado e intensificado: efecto de la coyuntura.
Actualmente la forma más rápida de adquirir información es a través de las redes sociales, el proceso de distanciamiento social sumado a la virtualización masiva de la comunicación llevó a buscar un nuevo modo de recibir información, aceptar la realidad y entender el mundo; todo percibido desde los ojos de otros. Bajo este contexto, no solo ha cambiado el emisor, la audiencia también ha mutado, se ha convertido en un ser que analiza o procesa mensajes acelerados y superficiales, generando opiniones fast thinking carentes de capacidad y argumentos autónomos.
En primera instancia, parecería que los medios masivos y redes sociales no representan un riesgo; sin embargo, los mensajes que transmiten están realizados para persuadir y orientar la opinión de un receptor que se caracteriza por requerir información cada vez más breve, sencilla y didáctica; características que no son, necesariamente, fomentadores del crecimiento intelectual o del enriquecimiento argumentativo en el tema en cuestión. De este modo, el individuo actúa como eco y no como voz. Se está perdiendo la capacidad de cuestionar.
¿Es acaso esta disposición receptiva una rama del conformismo? Sartori (Homo Videns: Sociedad Teledirigida) manifestaba que si una persona está expuesta desde infante a la televisión y formamos nuestra cosmovisión teniendo como base los mensajes que recibimos, atrofiaremos nuestro sistema impidiéndonos pensar con lucidez y criterio autónomo porque no se desarrolló las habilidades cognitivas. Tras lo mencionado por el autor podríamos afirmar que la falta de conocimiento es el resultado de la carencia de conducta crítica de las personas. El cuestionamiento no solo debería ser una actitud natural, también tendría que ser el primer paso al crecimiento de la razón y del humano.
Un individuo que cuestiona no solo desarrollará la capacidad de discernir, tendrá la oportunidad de corroborar, enriquecer y debatir el contenido emitido. Tener la aptitud para generar un mensaje propio es mucho más enriquecedor que ser un náufrago en las grandes olas de la opinión pública. Elisabeth Noelle-Neumann, al explicar su teoría “El Espiral del Silencio” menciona que el gestar tu propia voz puede ser una acción enajenada, el de no dejarse llevar por el espiral.
Quiero hacer especial mención a que no siempre la opinión pública tiene que estar equivocada, pero con esta misma convicción afirmo que la opinión pública siempre tiene que ser cuestionada y enriquecida en argumentos. Este no solo es un actuar que genera conocimiento; también difunde el civismo.